El pasado jueves 6 de diciembre, en el seminario Por qué la ISO no hizo la diferencia: Reflexiones en torno a la norma ISO 26000 de Responsabilidad Social, la socia de ejeRSer Jeanette Cortés presentó interesantes datos sobre el impacto de esta norma en Latinoamérica. Les invitamos a revisar los principales puntos planteados en aquella oportunidad.
Durante 6 años, países desarrollados y en desarrollo, así como organismos internacionales relacionados con los temas de sostenibilidad y responsabilidad social, fueron convocados por ISO para conformar el más grande foro que se haya creado, para debatir sobre la RS y su aplicabilidad a todo tipo de organización.
Durante el proceso hubo una serie de hitos inéditos para ISO, como detentar una alta convocatoria de los países de América, quienes no solían ser participantes activos en la elaboración de normas. Por ello, desde la publicación de la Norma Internacional ISO 26000 Guía de responsabilidad social en noviembre de 2010, ya son 15 países (y 2 más en proceso de adopción) que la han adoptado como norma nacional, liderando la venta de ejemplares Brasil, con 1500 unidades vendidas. Chile a la fecha ha vendido casi 400 ejemplares.
Y en estos dos años, en los países hispano parlantes, la difusión ha estado centrada en la realización de seminarios – principalmente orientados a empresas – se han dictado cursos, la temática de RS se ha incluido en postgrados o ha sido objeto de tesis de grado, y se han escrito miles de artículos.
Respecto de la “usabilidad” de la ISO, algunas empresas la han referenciado en sus reportes de sostenibilidad, en la tabla resumen del GRI; así también, empresas de consultoría han realizado “gap analysis” o bien, ha servido como documento de referencia para elaborar otro tipo de estándares, siendo el caso más emblemático la actualización de las Directrices para las Empresas Multinacionales de OCDE (2011).
Pero también, en estos dos años de publicada la norma, se han detectado malas prácticas, como por ejemplo empresas certificadoras que han “certificado” a empresas en ISO 26000, o simplemente, organizaciones que se han autodeclarado estar certificadas bajo esta norma.
A la luz de estos antecedentes, cabe preguntarse si la ISO hizo o no la diferencia, y para ello, se revisan las hipótesis siguientes:
- La ISO conformó los PPOs (Equipos de trabajo con representantes de los 6 grupos de interés que harían la continuidad después de la publicación), e instó a los Organismos Nacionales de Normalización, ONN, a que mantuviesen los comités espejos[1], sin considerar que éstos, son organismos técnicos dedicados a la elaboración de documentos normativos, y no necesariamente especializados en las materias que normaliza, dado que para ello, requiere el apoyo de expertos en las materias. Por ello, tomando en consideración que cerca del 40% de los países tenía un comité espejo conformado y que la mayoría de los ONNs son dependientes de estructuras estatales, cuyos presupuestos dependen de los proyectos a ejecutar, significó, que estos ONNs, no pudiesen dar continuidad a estos comités.
- El espacio comunicacional, que antes era llevado por los ONNs, fue tomado por las consultoras, que además de promocionar el contenido de la norma han promovido los servicios de implementación, lo que en parte causó desconfianza de las empresas, por ser ellas, el único objeto de integración de la RS, y no todo tipo de organización, tal como se indica en el alcance de la norma.
- Las estrategias de difusión aún se mantienen en un ambiente reducido, no permeándose a todos los públicos de interés, para la cual está destinada la RS, como por ejemplo, ONGs, sindicatos, universidades, etc.
- Ausencia de políticas gubernamentales de fomento con foco en la sostenibilidad, al igual como se hizo a través de diferentes programas a lo largo de la última década, como fue el apoyo para la implementación de sistemas de la calidad, producción limpia, etc.
En conclusión se podría decir que hay más obstáculos que posibilidades de que la ISO 26000 efectivamente pueda llegar a ser el referente que merece ser.
Pero quienes fuimos parte del proceso de elaboración de la norma durante esos 6 años, creemos que ISO 26000 puede hacer la diferencia, dado que es un documento que aborda en forma amplia principios y materias fundamentales de la RS, y que permite mediante sus recomendaciones, una integración eficaz de la RS en la organización y por ello, permite abordar adecuadamente la estrategia de sostenibilidad.
[1] Comité espejo: comité técnico creado por los Organismos de Normalización (en Chile, es el Instituto Nacional de Normalización, INN), para replicar la estructura del comité internacional que ISO conformó para llevar a cabo el trabajo de elaboración de la norma ISO 26000. Debían estar integrados por los 6 grupos de interés: Gobierno, Industria, ONGs, Consumidores, Trabajadores y Otros (Consultores, academia, etc.)