Patricio Kurte, socio de ejeRSer, abordó en el seminario “Por qué la ISO no hizo la diferencia: Reflexiones en torno a la norma ISO 26000 de Responsabilidad Social”, la visión de las organizaciones empresariales a nivel nacional e internacional sobre la ISO 26000. Destacó cuáles son , a juicio de estos actores, las fortaleza y debilidades de esta norma mundial.
La industria chilena participó activamente durante todo el proceso de desarrollo de la norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social. El liderazgo del sector estuvo a cargo de Confederación de la Producción y el Comercio –CPC- con una alta participación de empresas de distintos rubros. Cabe recordar que sus acuerdos siempre fueron alcanzados con un amplio consenso.
En términos generales, la posición de la industria chilena fue consistente con la de la industria internacional. Incluso el grupo local hizo aportes que fueron recogidos por distintos borradores preparatorios de la norma.
La industria chilena considera que ISO 26000 genera una serie de oportunidades, entre las que se destaca que define y acota el concepto de RS. Además, homologa y ordena conceptos, visiones y contenidos, propiciando cooperación entre distintos stakeholders.
La industria chilena opina que ISO 26000 tiene el potencial de empoderar a la opinión pública y a las comunidades, dando una oportunidad al país para tener ventajas competitivas.
No obstante las oportunidades antes indicadas, la industria de Chile cree que la norma presenta una serie de desafíos para las organizaciones, entre las que destaca la falta de gradualidad y flexibilidad de la norma, así como la falta de precisión o de aplicabilidad de conceptos fundamentales tales como: esfera de influencia, marco de normas “universalmente aceptado” o cercano a ello, ¿Qué acciones deben ser propias de los gobiernos y cuáles de empresas?, por ejemplo.
La industria opina, además, que la norma no presenta un estímulo efectivo a organizaciones gubernamentales para que adhieran a la RS en su gestión. También pone en duda la aplicabilidad de la norma a organizaciones de menor tamaño y a todo tipo de ellas.
En la actualidad son pocas las organizaciones chilenas que están aplicando ISO 26000. Se trata exclusivamente de empresas grandes. Entre ellos, los más avanzados están realizando análisis de brechas de su gestión respecto a las expectativas de la norma.
En términos generales, los niveles de conformidad detectados van de 50% a no más de 80% de lo establecido por la norma. Esto se debe fundamentalmente a que las expectativas de ISO 26000 van más allá de los intereses de la organización, al agregarse materias sociales y/o de interés mundial.
A nivel internacional, la industria prefiere que ISO 26000 siga siendo una guía, no certificable. La certificación la apoyan, en general, sólo consultores y gerentes de áreas cómodos con los sistemas de gestión. De igual modo, se considera que el gran volumen y complejidad del documento sigue siendo una traba para la adopción de la norma.
Con todo, se espera que ISO 26000 imponga en las partes interesadas un enfoque integral de RS, empoderándolas para exigir con base. Para que ésta sea realmente útil y haga la diferencia resulta fundamental el empoderamiento de la opinión pública y de las comunidades.
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